lunes, 24 de junio de 2013

Silbidos y abucheos


La reina Sofia en el auditorium
Mucha importancia, bajo mi punto de vista, se está dando a una manifestación espontánea de descontento por parte de los asistentes al auditórium. La reina Sofía fue recibida entre silbidos, pitos y abucheos, con algún aplauso. Falta de educación y respeto es el argumento más utilizado para descalificar esa manifestación. Algo en lo que se puede estar de acuerdo sino fuese porque mayor falta de educación y respeto a los españoles, fue aquella visita a la clínica de la agraviada junto a su yerno, acusado de cometer diversos delitos y fraudes arropado por su condición de miembro de la casa real. Algo que fue merecedor de aquel artículo que escribí ¡Qué vergüenza!

Los reyes, en España y otros países de régimen monárquico, representan la más alta institución del estado junto a la bandera. En nuestro caso además, el rey es el máximo jefe de las fuerzas armadas y entre sus funciones tiene las de moderar y arbitrar el funcionamiento regular de las instituciones. Su persona es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Su esposa la reina, no goza de estas prerrogativas.
 
Es y ha sido evidente, que nuestras instituciones han hecho agua por todos los lados. El propio monarca recientemente tuvo que pedir perdón públicamente ante unos hechos que alarmaron a la sociedad, por su escasa ejemplaridad. Uno de los miembros de la familia real está siendo investigado por meter mano en los caudales públicos y no ha ingresado en prisión debido a su condición. La esposa de este, la Infanta Cristina, ha creado serias dudas ante la opinión pública también, por su ignorancia en los tejemanejes de Iñaki Urdangarín. Y ahora, con todo el pastel descubierto, lejos de sentirse engañada y utilizada por su marido, cierra filas con este y lo defiende a “capa y espada”.
 
La corrupción ha hecho su aparición en otras instituciones. Hay políticos de uno u otro lado del espectro nacional, imputados por sus acciones delictivas, que se pasean impunemente después de haberse llevado el dinero. Durante más de diez años y al amparo de la burbuja inmobiliaria, se han detraído más de cuatrocientos mil millones de la riqueza nacional, que han ido a parar a manos de políticos e intermediarios. Hoy su cara más amarga se ve en las filas del paro, donde más de seis millones de españoles no encuentran un puesto de trabajo y en consecuencia un modo de vida digno y necesario, como refleja también nuestra Constitución de 1978.
Los rifirrafes judiciales, las carencias de la Agencia Tributaria, el bajo perfil de los políticos, los fraudes y estafas bancarias, son otros ingredientes de este plato tan desagradable que los españoles nos comemos cada día, sin que se hable de falta de respeto y educación por parte de sus autores.
 
¡Es tan grave entonces esa muestra de descontento y reivindicación simbolizada en unos abucheos y silbidos! ¡Por favor, respeto sí, pero a los españoles!

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