Con nuestros sueldos, nóminas o salarios, una vez cobrados, nos enfrentamos otra vez a la codicia. No vale con que hayamos colaborado en el proceso productivo. También quieren esquilmarnos cuando accedemos a los bienes de uso habitual y necesario. Me explico:
1º) ¿Quién no ha ido al hipermercado a llenar el carro semanal y se ha encontrado con esas estupendas ofertas: 3 x 2 ó 2ª unidad al 70% ó 2 x 1?.
Pues algunas veces, más de lo que sería deseable, algunas de esas ofertas no están codificadas, consecuentemente te las cobran sin oferta, y normalmente, con el follón que hay y el rollo de papel que te sueltan como ticket, no te das cuenta. Eso si no hablamos de la confusión que generan exponiendo artículos de envoltorios parecidos, precios distintos, que también conducen a error. Lo más curioso de todo, es que cuando haces la reclamación, le culpan al trabajador que coloca precios y productos o al ordenador central, que no pueden defenderse. ¡Puro “marketing”! Vale. Pero yo nunca me he encontrado con un producto equivocado que cobren menos. Siempre más. Algo que contradice la teoría de errores, que dice que el error accidental tiende a equilibrarse, una veces por más otras por menos.
2º) ¿Quién no ha necesitado en alguna ocasión de los servicios de un técnico -fontanero, pintor, albañil, etc-. Siempre trabajadores autónomos. O no ha necesitado, la reparación de un electrodoméstico o similar, a través de un servicio técnico autorizado que no oficial?
En ambos casos, nos encontramos otra vez con la picaresca en su grado “sublime”. Precios desorbitados, que rozan la estafa. Ofertas de no cobrar el IVA, para que te salga más barato. Facturas que no son tal. Etc.
3º) Para concluir, ¿cuántos engaños o intentos de engaño, nos encontramos en talleres mecánicos, agencias de viaje, operadores de telefonía, suministradores de gas y electricidad, etc.? Múltiples diría yo. Su ventaja, que protestan o protestamos pocos y la operativa es más que rentable.
Aquí, en el fraude al consumo, también las autoridades tenían que ser más enérgicas y dotarse de leyes, reglamentos y normas contundentes, ágiles y eficaces, que desterrasen estas y otras prácticas de nuestro sistema de consumo. ¿Por qué no se hace?
Pues sí... Llevamos demasiado tiempo dejando quenos engañen. ¿Hasta cuándo lo vamos a seguir permitiendo?
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la notícia. Echad un ojo a esta web que habla sobre obsolescencia programada y planificada, consumo responsable u ecología. http://bit.ly/gbI6Ek
ResponderEliminar