Hace unos días el presidente del gobierno nos decía que: “La pandemia no ha sido un freno, sino que ha sido un acelerador de un gran proceso de modernización que está viviendo España”. No sé si la frase obedecía a un afán de darnos ánimos o por el contrario se estaba riendo de todos nosotros a sabiendas.
Pedro Sánchez, presidente del gobierno y S.G. del PSOE |
La
actual situación de España dista mucho de ser un país en crecimiento, más bien
al contrario. La modernización no sé a que se refiere, porque ya hemos visto y
comprobado que nuestra estructura económica depende más del turismo y los
servicios que de otro factor, ya sea industrial o tecnológico.
Desde
la crisis de 2008, la población ocupada no ha crecido sino que ha disminuido
un 2,56%. La población general o el número de habitantes ha crecido un 3,6%
mientras que el número de pensionistas se ha visto incrementado un 16,95%. Siendo
la tasa actual de paro del 14,6%. No son números para presumir, desde luego,
sino para corregir en profundidad.
Todavía
no conocemos datos económicos definitivos de 2021, año que además de continuar
con la pandemia nos ha traído también muchas desgracias naturales; nevadas insólitas,
inundaciones, incendios forestales y erupciones volcánicas. Supongo que el Apocalipsis
debe de ser mucho peor, pero me parece que algunos, trágicamente, ya lo han visto muy cerca.
También
ha sido un año donde las tensiones inflacionistas han despertado, gracias a la
energía (gas y electricidad) y el desabastecimiento de algunos productos claves
para la industria.
Por otra parte, las ayudas y préstamos de la U.E. aún por determinar, recibir, repartir y emplear, son apenas un parche del daño que realmente han producido a nuestra economía los sucesos expuestos. Y alguno como la pandemia todavía sin finalizar, que esperemos que lo haga pronto. Eso si todo el dinero se emplea en buen fin y no sirve para comprar voluntades políticas o despilfarrar en gastos suntuarios.
Pablo Casado, líder de la oposición y presidente del PP |
Por
otro lado tenemos a la oposición que lejos de aportar y/o apoyar cualquier tipo de iniciativa, lo único que ve es una oportunidad para el cambio de puestos. Y en
ello emplea toda su energía. Por lo que en vez de sumar también resta.
Para
concluir, o surge alguien para poner orden en casa; con fuerza, capacidad,
honestidad y compromiso, o nos vemos en la ruina sin mucho tardar. No hay
otra.
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