jueves, 13 de enero de 2022

Dinero digital: El Bitcoin y las criptomonedas

1.- INTRODUCCIÓN

El dinero se crea hace muchos, muchos años, de manera natural, informal y espontánea para que los miembros de una sociedad pudiesen simplificar el trueque o intercambio de bienes. En un principio eran monedas de oro y plata, que por su valor intrínseco generaban la confianza suficiente para su aceptación por todos. Las dos condiciones suficientes y necesarias para el dinero, tal y como lo conocemos: confianza y aceptación.

Más tarde ya, eran los bancos centrales de cada país los encargados de acumular las reservas de oro y emitir billetes y/o monedas de manera proporcional o relacionada con sus reservas, manteniendo el equilibrio.

Pero tras las dos guerras mundiales y ante la situación de bancarrota generada en muchos países, no era posible mantener el valor oro con las monedas o billetes nacionales. Así, en julio de 1944 un grupo de 44 países acordaron sustituir el patrón oro por el patrón dólar, en los llamados Acuerdos de Bretton Woods, New Hampshire (EE.UU). Las demás divisas estaban subyugadas al precio del dólar; por lo que la Reserva Federal de EE.UU. se convertía así en el único intermediario entre el oro y el dólar. Y EE. UU. se convirtió en la nueva potencia económica mundial.

Fue en 1973 cuando nuevamente se rompió esta relación oro-dólar y es el equilibrio de los diferentes bancos centrales con sus emisiones los que establecen la relación de cambio entre unas monedas y otras, hoy en día. Sin olvidar la monumental deuda pública que también sirve, de momento, como elemento regulatorio del sistema monetario.

Actualmente; el dólar americano, el euro, el franco suizo, la libra esterlina y el yen japonés, son las monedas más reconocidas internacionalmente, hasta ahora.

2.- EXPOSICIÓN

Pero en 2008, con el espectacular y exponencial avance tecnológico y en plena burbuja financiera, surge un proyecto para crear una moneda digital que sirviera para contabilizar y transferir valor, es decir, nace el Bitcoin (moneda digital). El sistema parece ser fue ideado por Craig Wright, un informático australiano que se ocultaba tras el seudónimo de Satoshi Nakamoto. Recientemente la familia del supuesto socio, David Keiman, ya fallecido, ha perdido el juicio y no percibirá la cantidad multimillonaria reclamada a Craig Wright, que no ha demostrado ser Nakamoto todavía.

Y aquí viene lo más complejo de todo. ¿Cómo se produce el Bitcoin?

Bien, para mí y perdónenme, se parece más a un complicado y muy difícil juego de ordenador que a cualquier otra cosa. Los expertos le llaman “minería”, para lo que se requiere la utilización de potentes ordenadores (hardware), programas especiales (software) y un elevado consumo de energía. Con ello se resuelven complejos problemas matemáticos, recibiendo Bitcoins a cambio.

Es una forma de emitir la moneda, inteligente, creando un incentivo o reto para que más ´mineros´ exploten. Siendo estos los que ayudan a mantener segura la red mediante la aprobación de transacciones.

“Minar Bitcoin´s” es el proceso de agregar registros de transacciones al libro mayor público de transacciones pasadas o ´blockchain´ de Bitcoin. Este libro de transacciones pasadas se denomina cadena de bloques. La cadena de bloques sirve para confirmar transacciones al resto de la red como realizadas. Los nodos de Bitcoin utilizan la cadena de bloques para distinguir las transacciones legítimas de Bitcoin de los intentos de volver a gastar monedas que ya se han gastado en otro lugar. Por lo tanto, la “minería” es una parte importante e integral del Bitcoin que garantiza la equidad mientras mantiene, aparentemente, la red de Bitcoin estable, segura y protegida.

Es interesante tener cierta perspectiva sobre cual va a ser la evolución del Bitcoin en el futuro para entender su valor. En la siguiente tabla tienes la verdadera previsión inicial de emisión de Bitcoins hasta el trigésimo cuarto halving o proceso:

El ´halving´ es un proceso automatizado de reducción a la mitad de los Bitcoins que reciben los mineros como recompensa por la creación de un bloque. Fue creado para incentivar el minado mediante prueba de trabajo. Esto por el establecimiento con cada cierto número de bloques, la emisión debe reducirse a la mitad. Por lo que se ha establecido desde 2008, el número máximo de Bitcoin´s en 21 millones que se alcanzarían en 2034, pero que en 2020 habría ya activos 19,7 millones de bitcoin´s, (el 94,6% del total)

Bitcoin usa tecnología ´peer-to-peer´, o entre pares, para operar sin una autoridad central o bancos; la gestión de las transacciones y la emisión de Bitcoins es llevada a cabo de forma colectiva por la red. Bitcoin es de código abierto; su diseño es público, nadie es dueño o controla Bitcoin y todo el mundo puede participar.

Importante también advertir que en una noticia reciente, el F.M.I (Fondo Monetario Internacional), hace una llamada a todos los reguladores para que adopten un marco normativo global, integral y coordinado, para establecer reglas y parámetros de supervisión, y mitigar los riesgos, cada vez mayores, que suponen estos activos para la estabilidad financiera.

3.- RENTABILIDAD

Como vemos en el gráfico adjunto (cotización en escala logarítmica) es a partir de agosto de 2018 y hasta septiembre de 2020, cuando se intensifica el volumen diario de transacciones. Hasta entonces y desde enero de 2011 se había revalorizado el 1.545.780%, pasando de 0,5$ a 7.729$.

Cotización del bitcoin

A partir de septiembre de 2020 y hasta la fecha ha pasado de 7.729$ a 42.650$, con un máximo en octubre de 2021 de 61.309$. Unos multiplicadores que dan vértigo. Lo cual ha llevado a la aparición de multitud de ´brokers´ o agencias de inversión, que te permiten invertir en ello. En el Bitcoin y en las criptomonedas en general, que ya hay numerosas y las que quedan por venir si antes no hace ¡pum! el asunto.

En esta ocasión es de gran aplicación, bajo mi punto de vista, esa frase que dice: “Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”. Por lo que debemos de tener extremada precaución en invertir en este tipo de activos y aplicar esa otra frase también muy conocida: “Qué el último duro lo gane otro”.

 



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