La irrupción
de esta pandemia provocada por el denominado Covid-19, originado en Wuhan (China), ha despertado la alarma
mundial. Multitud de países, entre ellos España, han tomado medidas drásticas
para tratar de contener la propagación del virus.
Ninguno
de los que actualmente vivimos podemos recordar algo similar. Es decir, nos
enfrentamos a una situación nueva que habrá que gestionar desde la calma y la
racionalidad. Muchos son los gurús que están pronosticando una dura recesión,
un aumento del desempleo brutal, etc. etc. Algo que no debiera de ser así. Solo
hay una paralización o ralentización del ritmo actual de vida, que si todo va
bien en pocas semanas habrá quedado en el recuerdo, un mal recuerdo. Más en
aquellas familias que lo hayan sufrido más de cerca con la pérdida de algún
familiar. Si de las guerras, mucho más destructivas, se sale más fuerte, ¿no
vamos a salir del ataque de un virus patógeno?
Yo, de
momento, lo único que veo es una pérdida de riqueza. Nada que no se pueda
recuperar, salvo la vida de los fallecidos. Por eso es muy importante que quien
tiene responsabilidades políticas esté a la altura de la situación y que evite
sobre todo el aprovechamiento de esos buitres que utilizan cualquier ocasión,
por dramática que sea, para aumentar su riqueza, o las tentaciones nostálgicas
de esos neo-comunistas que ven en la actual coyuntura el modelo ideal para aplicar
sus métodos y teorías tantas veces fracasadas y que tantas muertes causan y causaron. Más
que cualquier otra pandemia conocida. No lo olvidemos.
Hay que
recuperar la normalidad cuanto antes. Con ella se recuperará la demanda, el
consumo y el crecimiento ordenado. La vida sigue. El mundo es finito. Pérdidas
de hoy pueden y deben convertirse en beneficio futuro si se actúa con
honestidad y sin codicia. El mundo todavía no se acaba, al menos eso espero.
Concluyendo,
es el momento de la solidaridad, el momento del apoyo del que más tiene al que
menos tiene, el momento de invertir en futuro, en personas, en la sociedad que
somos todos. Y desde la sociedad responder con tesón, con esfuerzo y con
trabajo este reto que se nos ha presentado de forma trágica e imprevista y que no debemos
permitir que nos altere la vida más allá de un reducido tiempo. La energía está
en nosotros y esta, ya saben, ni se crea ni se destruye…solo se transforma.
¡Hagámoslo!
Por eso es muy importante que quien tiene responsabilidades políticas esté a la altura de la situación y que evite sobre todo el aprovechamiento de esos buitres que utilizan cualquier ocasión, por dramática que sea, para aumentar su riqueza, o las tentaciones nostálgicas de esos neo-comunistas que ven en la actual coyuntura el modelo ideal para aplicar sus métodos y teorías tantas veces fracasadas y que tantas muertes causan y causaron. Más que cualquier otra pandemia conocida. No lo olvidemos.
ResponderEliminarConociendo quien está al mando de la nave, y quienes son sus marineros y socios, me temo lo peor, otra cosa la vería milagrosa, y más observando la nula capacidad de autocrítica, casi estoy convencido de lo contrario.
siento ser tan pesimista.
Un saludo de amigo