Mariano Rajoy, en el Debate del Estado |
Pero no, no es ese el tema
principal de mi artículo de hoy. Me refiero a esa falta de seriedad y de rigor,
que desde hace algunos años, quizá muchos, nos demuestran sus señorías en el
Parlamento.
Así estos dos días, en el Debate del
Estado de la Nación vimos a nuestro presidente en un discurso
absolutamente marxista (de Groucho): "¿A
quién va usted a creer, a mí o
a sus propios
ojos?".
Y sí, en esta frase de Groucho Marx, se podría reflejar
perfectamente lo acaecido en la tribuna de oradores del Congreso de los
diputados. Y es que se podría decir que el discurso fue el discurso de la
autocomplacencia, donde no faltó tampoco culpabilizar, como siempre, de todos
los males a su antecesor. Como si tras dos años de gobierno no hubiera habido
tiempo para encajar las cuentas públicas, reducir el déficit, dejar de
endeudarse y demostrar que efectivamente antes había despilfarro y ahora no.
Ello sin menoscabo de la nefasta política laboral, que
lejos de crear empleo, lo que ha producido es una inseguridad, una precariedad
y una desigualdad en las relaciones empleador-empleado, como no se podía
imaginar.
La economía sigue sin dar verdaderas señales de recuperación,
a pesar del optimismo reinante en nuestra élite gubernativa. Algo que tras más
de dos años de gobierno deberían de hacerse mirar.
¿Nos estará guiando Rompetechos? |
Y para más inri, nos dice el presidente: “que como
Magallanes, España ha superado ya el peligroso Cabo de Hornos”. ¡Anda que si
no lo llegamos a superar, nos caemos al espacio por el polo sur!
¡Seamos serios, señor presidente!
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