
Sí, cuando menos dinero tenemos, tras años de pérdida de poder adquisitivo, como a algunos les parece poco, incrementan los presupuestos de sus instituciones u organismos por la vía de las sanciones de tráfico. Mucho daño para nuestros ya exiguos bolsillos e insustancial para engordar esos grandes presupuestos con colosales deudas y déficit, que también nos han endosado sin querer, ni darnos cuenta.
De nada te vale recurrir, es una pérdida de tiempo. Las instrucciones son claras y lo único que puedes es llevarte otra decepción, al ver como instituciones u órganos colegiados actúan como si fueran “robots” sin preocuparse de que haya podido haber un error humano o material. Así se pone en marcha la maquinaria recaudatoria que además solo funciona con los ciudadanos que tienen un domicilio conocido, pagan sus impuestos, tienen un trabajo legal y una cuenta corriente o similar a su nombre. Aquellos otros u otras, que infringen de forma habitual leyes y normas, ya se cuidan muy mucho de no ser sorprendidos por la maquinaria recaudatoria. Maquinaria que recuerda con gran exactitud aquellos tiempos del feudalismo de la edad media, donde los señores feudales enviaban a sus soldados a quitar el fruto del trabajo a sus vasallos, so pena de ser maltratados e incluso ajusticiados.

Es una pena, la percepción que algunos ciudadanos tenemos de estas instituciones u organismos que dicen velar por el interés público.