El IBEX-35 es el índice selectivo de la Bolsa española, reúne la cotización de las 35 empresas españolas más importantes; bancos, energéticas, constructoras, inmobiliarias, textiles, comunicaciones, etc.
Su evolución, positiva o negativa, nos indica el estado de la economía actual y con una perspectiva de futuro a corto plazo.
Actualmente, una vez superadas las
diferentes crisis habidas desde 2020; COVID, Ucrania, Energía e Inflación, el
IBEX ha tocado máximos de hace quince años. Y esto es incuestionable. Y la
perspectiva técnica es esperanzadora.
Se critica el crecimiento, el empleo,
los impuestos…sin de verdad poner las cosas en contexto. Todo vale para
criticar al gobierno “social-comunista-bolivariano” que lidera Pedro Sánchez.
Es cierto que la economía española,
como tantas otras, está muy ligada al devenir de la economía mundial, y más
allá de un gobernante u otro, esta responde a la coyuntura internacional que en
estos momentos evoluciona bien, con el peligro de la inestabilidad geopolítica
que vivimos al este de Europa y en oriente medio.
La reciente victoria de Donald Trump,
que será elegido próximamente el 47º presidente de EE.UU., es para muchos una
amenaza y para otros una esperanza. Yo me encuentro entre los segundos. Creo
que más allá de sus modos y su aparente arrogancia, se encuentra una persona
capaz, con conocimiento, con liderazgo y las ideas claras, algo muy importante
para influir en la economía mundial desde la primera potencia que es EE.UU.
Volviendo a España y a nuestro selectivo, el IBEX-35, este está descontando tanto los niveles de empleo, históricos, como el crecimiento del PIB por encima de la media europea e incluso de los EE.UU. para este año 2024, como destacaba recientemente el Financial Times, diario británico de gran prestigio internacional. También la agencia de calificación Fitch Ratings ha revisado al alza las previsiones del PIB potencial de España hasta una media del 2% durante el periodo 2024-2028.
Seguimos sin superar el lastre de la burbuja financiera e inmobiliaria de 2008, que encareció brutalmente la vivienda y condicionado notablemente los tipos de interés a la baja debido a dar estabilidad a las hipotecas y a las ingentes cantidades de dinero emitido por los bancos centrales, que a su vez han propiciado un endeudamiento masivo de los estados en forma de deuda pública, con Italia, EE.UU., Francia y España en niveles por encima del 100% de los respectivos PIB´s.