Recientemente se está cuestionando la trayectoria de Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno Pedro Sánchez-Castejón, en un principio por su cátedra en la universidad sin estar licenciada, lo que dio lugar a una presunta serie de contactos y a unas cartas de recomendación que ponen en alerta ayudas o contratos de las Administraciones Públicas, que han conducido a la investigación judicial.
A mí
me llama mucho la atención de que la esposa del presidente recurriera a cartas
de recomendación cuando podía perfectamente tratar de influir en su marido en
la intimidad del hogar, sin dar publicidad a sus deseos. O realmente se trataba
de recomendaciones, sin más, que son habituales en las relaciones sociales y
comerciales. Que en todo caso pudieron tener más efecto en un afán de sus
receptores por satisfacer a la esposa del presidente, que en la intención de
esta. No lo sé.
La cuestión es que una serie de “noticias” de una serie de “medios”, propiciaron que la organización Manos Limpias, colectivo de funcionarios fundado en 1995 y conocido por sus numerosas denuncias, demandas y querellas, interpusiera una denuncia ante el juzgado, la cual recayó en el juzgado Nº 41 de Madrid, admitiendo a trámite la misma e iniciando así las diligencias de investigación y declarando secreto el sumario. A pesar de lo cual se hizo público el 21 de mayo en el diario “El País” el informe preliminar de la U.C.O. de la Guardia Civil, en el que dice no apreciar delitos. Ayer el diario “ABC”, tras levantarse el secreto de sumario, decía: "La defensa de la mujer del presidente la recibió y cursó personación ante el juzgado el día 24 de abril" e "Interesa al derecho de mi representado instar su personación en la presente causa”. Con ello se pretendía hacer saber que en el reciente período de reflexión de Pedro Sánchez, el 24 de abril, con su carta a la ciudadanía, ya conocía el interés del juez por investigar a su esposa. No obstante, el 23 de mayo, un mes más tarde, el juez pide una copia del DNI de Begoña Gómez a la policía, lo que también trasciende a la opinión pública.
También
el juez cuestiona el interés del fiscal por estar al tanto de todas las
diligencias.
Lo
cual, visto así y de forma retrospectiva, da una sensación inicial de montaje
político, qué no sé donde llevará, pero que sin duda está sirviendo para
distraer y enfangar todo. En unos momentos que la economía y el empleo van bien
y sería más deseable que gobierno y oposición se aplicasen en mejoras que nos
den una estructura económica fuerte, más resiliente, ante futuras crisis que
tarde o temprano aparecerán. Y no derrochen energías, unos en tumbar al
gobierno y otros en defenderse.
En
fin, la España que tenemos. Triste.
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