Hace unos años, el hoy vicepresidente 2º por la Gracia de
Sánchez, evocaba a la gente del pueblo, la que vivía en una casa modesta, iba a
por el pan y hablaba con el panadero. Él, entonces, vivía en Vallecas en una de
las varias casas que sus padres tenían. Ambos, funcionarios (o casi) y de clase media. Es
más, creo que la casa era de las llamadas de protección oficial. Al mismo
tiempo, criticaba a aquellos que se compraban un ático por 600 mil euros y aún más
a los que vivían en chalets aislados del resto de la ciudadanía. Así era
imposible sentir al pueblo, saber de sus necesidades y gobernar.
Una maniobra de la entonces vicepresidenta Soraya para
debilitar al PSOE por la izquierda, propició que este profesor de políticas de
la Universidad Complutense, empezase a frecuentar los platós televisivos,
especialmente La Sexta.
Así en las elecciones europeas de 2014 obtuvo el cargo de
eurodiputado y su altavoz mediático se amplificó de tal forma que llegó a
obtener un importante número de diputados (69) en las elecciones generales de 2015.
En la repetición de las
elecciones junto a Izquierda Unida, los comunistas de
Alberto Garzón, sumó 2 diputados más, total 71. Llegaron las elecciones de 2019
que obtuvo 42 y 35 en la repetición. El fracaso era absoluto, pero entonces
apareció Pedro Sánchez que necesitaba perentoriamente sus votos para ser
elegido presidente y formó una coalición de gobierno tras haber rechazado una y
mil veces dicha posibilidad. Un engaño a miles (o millones) de votantes
socialistas que no ven con buenos ojos esa alianza con los
populistas-comunistas.
En esta singladura desde la universidad a La Moncloa se
compró un chalet en La Navata (Galapagar) con jardines y piscina. Un casoplón
que dicen algunos medios. Ya no le importaba gastarse 600 mil euros ni vivir
aislado de la gente. El dinero estaba cambiando de manos y el miedo de bando.
Había asaltado el cielo.
Muchos de sus correligionarios de la primera época le
abandonaron por su conducta tan alejada de los principios que decía defender. Bescansa,
Errejón, Alegre, Ubasart, Monedero, Espinar, Bustinduy o su ex Tania Sánchez,
abandonaron la política o buscaron acomodo en otros partidos políticos. También
Manuela Carmena se alejó de la formación en las elecciones municipales de 2019.
Hoy estamos en España “disfrutando” sus ocurrencias,
crispando a la oposición o tratando de fidelizar votos con la renta básica. En
un camino que nos lleva adonde Chávez y su sucesor Maduro llevaron a Venezuela,
el país más rico y próspero de América del Sur.
En España solo nos queda apelar al sentido común de la
gente trabajadora, nadie regala nada sin contravalor, y también a la Unión
Europea que no permita la deriva de España a sistemas políticos que a lo largo
de los años han demostrado ser un fraude, causando millones de muertos, llevando
la miseria, el aislacionismo y el hambre a sus ciudadanos.
In God we trust!
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