Uno de
los mayores casos, pero no el único, de corrupción urbanística ha sido ya
enjuiciado y sentenciado. La conclusión
es que robar desde un puesto político es más que rentable.
Un turbio
asunto que llevó al gobierno a tener que intervenir el ayuntamiento de
Marbella (2006) y nombrar una comisión gestora, ha terminado con penas de prisión,
que algunos/as de los acusados han celebrado con alegría. Y es que no es para
menos. Con el dinero a buen recaudo, una breve o ninguna estancia en la cárcel,
“el beneficio obtenido bien vale una
condena”. Es lo que tenemos.
Recientes
sentencias de nuestros tribunales de Justicia, así lo corroboran. El exministro
y expresidente autonómico Jaume Matas es otro de los beneficiados de esta
benevolencia judicial en el que se ha convertido el saqueo de las arcas públicas
por parte de algunos políticos. También ahora estamos asistiendo al juicio
contra Carlos Fabra, donde la altivez y seguridad del acusado pone en
entredicho al tribunal. ¿Conocerá ya su sentencia?
Mientras,
los españoles de a pie vemos disminuir día a día nuestra capacidad económica, la
destrucción de empleo, la pérdida de derechos, el recorte de las pensiones, el
encarecimiento de bienes y servicios básicos, sin que se haya visto ni una sola
medida que ataje el despilfarro del Estado y sus entes autonómicos. Poniendo
delante de nuestros ojos un futuro preocupante y de sombras muy negras ¿hasta
cuando?
Volviendo
al caso Malaya. Se han requerido casi 8 años para celebrar un juicio sobre algo
cuyas evidencias y pruebas eran más que notorias. Miles y miles de folios para
instruirlo. Y miles de folios para redactar una sentencia benévola, poco
punitiva y nada ejemplar. Algo que empezó con el ya fallecido Jesús Gil (1933-2004),
cuando fue nombrado alcalde de Marbella, allá por 1991, y que sus
correligionarios explotaron bien explotado tras ser este condenado a finales de
los 90 por diversos delitos realizados al amparo de su cargo.
En la
actualidad, tenemos casos pendientes de juicio como son Urdangarín, Bárcenas, Gürtel
o Eres, que todo hace apuntar que serán tratado con la misma benevolencia vista
hasta la fecha.
¿Es este
el modelo de Justicia y la ejemplaridad que dicha institución proclama?
Mucho ruido y pocas nueces. Que barbaridad, que penas ridículas. Supongo que Su Señoría Torres Segura pasará a la historia por este caso y por eso. Da verguenza ajena.
ResponderEliminar