Pero hoy no voy a
referirme a ello, sino a esas llamadas
que todos recibimos, bajo el epígrafe de “número privado”.
De siempre me ha llamado
la atención esto: alguien que te llama a tu número personal pero que no quiere
que sepas o conozcas el suyo. ¿No es una
falta de atención o incluso de buena educación? ¿Dirigirte al teléfono de alguien tratando
de esconder tu número no es sinónimo de ocultismo o de algún complejo o
trauma no superado?
Hace algún tiempo cuando
utilizaba el buzón de voz, esa otra estrategia de las operadoras para no perder
el ingreso del establecimiento de llamada y algún que otro segundo de
tarificación, decidí grabar un mensaje que decía: “Ha llamado usted a ´Adan Esmit´ , si lo hace desde un número oculto o
privado, su llamada no será atendida nunca. En caso contrario déjeme un mensaje y me
pondré en contacto lo antes posible. Muchas gracias.”
Hoy ya no recurro al buzón
por que lo deje de usar, para no alimentar más al monstruo de la codicia. Directamente cuelgo, interrumpiendo la llamada. Demostrando
con esta acción de tan mala educación, que ante la falta de un mínimo de
coherencia y civismo, la respuesta es la que se merece.
Y jamás cuelgo o
interrumpo una llamada si no puedo atenderla, sencillamente la silencio y la
dejo terminar. En cuanto puedo la respondo. Excepto a l@s subsodich@s.
Así que, números privados
u ocultos no, gracias. Sea coherente y educad@.
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