En el otro lado del tablero está Donald Trump (Nueva York,
1946), presidente actual desde principios de 2017, un personaje controvertido
que ha hecho de su mandato un verdadero “show” desde su comienzo. Siempre ha
tenido en contra a los medios, protagonizando verdaderos espectáculos en
algunas de sus comparecencias y declaraciones.
Trump, que ha hecho de TWITTER un medio para difundir sus
opiniones, también ha sido maltratado por la red social, muy escorada a la
izquierda comunista. Varias han sido las veces que ha puesto advertencias en
los tuis de Donald Trump, con objeto de descalificar sus opiniones. No lo ha
hecho con nadie, a pesar de los peligrosos perfiles que anidan en TWITTER, desde
terroristas a pedófilos.
Quizás estas hayan sido una de las elecciones más polémicas
de los últimos años, debido a la peculiar forma de hacer y decir de su actual
presidente. Un hombre de negocios, al que le gusta ganar todas sus partidas y
encaja mal las pérdidas.
El balance económico de estos últimos cuatro años de
mandato ha sido bueno hasta que llegó la pandemia que aún asola el mundo. El
balance social es más discutible. Trump ha sido acusado de machista y xenófobo por
sus eternos enemigos, con los que nunca ha pretendido firmar la paz, al
contrario, se le veía a gusto en el debate con ellos. Los que siempre han
tratado de identificarle como un líder de extrema derecha. En cuanto a la política
geoestratégica, se podría destacar su acercamiento a Corea del Norte, tras
varios episodios de tensión. Sus constantes pulsos económicos con la China neocomunista
de Xi Jinping, a la que ha llegado a responsabilizar de la propagación mundial
del coronavirus, que ha afectado hasta hoy a casi 50 millones de personas de
las que han fallecido más de un millón. Y que actualmente sigue siendo una incógnita
como se produjo, como se propagó tan fácilmente y cual es la solución para su
control definitivo.
Si me gustaría destacar que los fuertes dispositivos de
seguridad implantados tras las elecciones no han sido necesarios. Los
seguidores de Trump no parece que sean aquellos a los que les gusta la algarabía,
el desorden y la violencia. De haber sido al revés el resultado, no sabemos que
hubiera ocurrido.
Donald Trump representaba al Partido Republicano (azul), partido de corte conservador y de derechas. Por su parte Joe Biden representa al Partido Demócrata, partido progresista (rojo), más identificado con la peculiar izquierda norteamericana, donde el comunismo no tiene cabida. No entiendo el porqué del cambio de colores en los medios de comunicación internacionales. No lo entiendo.
Ambos partidos se han alternado en el poder
desde la creación como estado de los Estados Unidos de América. Así, Biden será
el 46º presidente de la nación desde que en 1.789 fue elegido George Washington
para tal menester.
Ahora nos queda por ver aún como se resuelven las demandas
por posible fraude electoral y una vez aclarado, que nos depararán los próximos
cuatro años de presidencia del país más poderoso y próspero de la tierra.
¡In God we trust!
No hay comentarios:
Publicar un comentario