El presidente P. Sánchez, recibe a Quim Torra en Moncloa |
En abril
de 2016 el entonces presidente Mariano
Rajoy, recibió a Carlos Puigdemont
en Moncloa. A la entrada, estaban las banderas de España y de la comunidad autónoma
de Cataluña. Como debe de ser, en la presidencia del gobierno ondea la bandera
de España, símbolo de la soberanía e independencia.
Hace unos
días, Pedro Sánchez, presidente del
gobierno tras la reciente moción de censura, recibe a Quim Torra solo con la bandera catalana. Un detalle de mucha enjundia.
M. Rajoy recibe a C. Puigdemont en Moncloa (abr-16) |
Y es que
las cesiones que está haciendo el actual presidente con los llamados
independentistas van más allá de lo lógico y racional.
Con un
discurso de Torra desafiante,
alejado de cualquier tipo de negociación que no pase por la admisión de un refrendo
de autodeterminación, cualquier gesto de acercamiento es visto como un signo de
debilidad. Y en esas estamos.
Pedro Sánchez, que tras su defenestración de la
secretaria general del PSOE, volvió con el apoyo de los militantes a ser
nombrado su secretario general, debía de haber sacado una enseñanza distinta a
la que parece haber obtenido. Y es que con trabajo, esfuerzo, tesón e ideas
claras y sinceras, no hay quien te pare. En cambio, ahora, con una actitud confusa,
poco clara, sin posicionarse más allá de la ambigüedad, pretende que un tema
tan enquistado como peligroso, desaparezca del tablero político por su cara
bonita. Y eso no va a ser así.
Su exigua
representación parlamentaria – 84 diputados – apoyada en fuerzas políticas de
muy diferente cariz, ideologías y objetivos, nos puede llevar a una situación
de ingobernabilidad de muy profundo calado.
No
podemos olvidar que estos días ¡Qué casualidad! Se han filtrado unas
conversaciones entre una amante del rey emérito, un comisario de policía en
prisión y un ex CEO de Telefónica, Villalonga,
cuya gestión fue un escándalo mayúsculo. Nada que no se supiera ya, pero que
actualizado ahora, en este contexto político que vivimos, puede salir
cualquier cosa.
Así,
todas las energías que se deben de dirigir a la mejora de nuestro sistema
productivo, del mercado laboral, de la ejemplaridad institucional…son dilapidadas
en un ¡Sálvame de luxe! nacional, donde los tertulianos habituales; Mila Ximénez, Lydia Lozano, Belén Esteban
o Kiko Hernández son sustituidos por
Irene Montero, Cristina Fallarás, Beatriz
Talegón o Gabriel Rufián.
Donde se despelleja
no a famosos o famosas del corazón, sino a políticos poco ejemplares que no han
sabido estar a la altura de las circunstancias y en consecuencia, su deplorable
actitud es utilizada para desestabilizar la nación. Con no sé que objetivos
finales…algo de lo que se debería dar cuenta Pedro Sánchez, el “JorgeJavier” de este “de luxe” que nos hemos
montado.
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