domingo, 15 de julio de 2018

‹‹ ¡Sálvame! ››


El presidente P. Sánchez, recibe a Quim Torra en Moncloa
En abril de 2016 el entonces presidente Mariano Rajoy, recibió a Carlos Puigdemont en Moncloa. A la entrada, estaban las banderas de España y de la comunidad autónoma de Cataluña. Como debe de ser, en la presidencia del gobierno ondea la bandera de España, símbolo de la soberanía e independencia.

Hace unos días, Pedro Sánchez, presidente del gobierno tras la reciente moción de censura, recibe a Quim Torra solo con la bandera catalana. Un detalle de mucha enjundia.

M. Rajoy recibe a C. Puigdemont en Moncloa (abr-16)
Y es que las cesiones que está haciendo el actual presidente con los llamados independentistas van más allá de lo lógico y racional.

Con un discurso de Torra desafiante, alejado de cualquier tipo de negociación que no pase por la admisión de un refrendo de autodeterminación, cualquier gesto de acercamiento es visto como un signo de debilidad. Y en esas estamos.

Pedro Sánchez, que tras su defenestración de la secretaria general del PSOE, volvió con el apoyo de los militantes a ser nombrado su secretario general, debía de haber sacado una enseñanza distinta a la que parece haber obtenido. Y es que con trabajo, esfuerzo, tesón e ideas claras y sinceras, no hay quien te pare. En cambio, ahora, con una actitud confusa, poco clara, sin posicionarse más allá de la ambigüedad, pretende que un tema tan enquistado como peligroso, desaparezca del tablero político por su cara bonita. Y eso no va a ser así.

Su exigua representación parlamentaria – 84 diputados – apoyada en fuerzas políticas de muy diferente cariz, ideologías y objetivos, nos puede llevar a una situación de ingobernabilidad de muy profundo calado.

No podemos olvidar que estos días ¡Qué casualidad! Se han filtrado unas conversaciones entre una amante del rey emérito, un comisario de policía en prisión y un ex CEO de Telefónica, Villalonga, cuya gestión fue un escándalo mayúsculo. Nada que no se supiera ya, pero que actualizado ahora, en este contexto político que vivimos, puede salir cualquier cosa.

Así, todas las energías que se deben de dirigir a la mejora de nuestro sistema productivo, del mercado laboral, de la ejemplaridad institucional…son dilapidadas en un ¡Sálvame de luxe! nacional, donde los tertulianos habituales; Mila Ximénez, Lydia Lozano, Belén Esteban o Kiko Hernández son sustituidos por Irene Montero, Cristina Fallarás, Beatriz Talegón o Gabriel Rufián.

Donde se despelleja no a famosos o famosas del corazón, sino a políticos poco ejemplares que no han sabido estar a la altura de las circunstancias y en consecuencia, su deplorable actitud es utilizada para desestabilizar la nación. Con no sé que objetivos finales…algo de lo que se debería dar cuenta Pedro Sánchez, el “JorgeJavier” de este “de luxe” que nos hemos montado.

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