Carla Toscano, durante su intervención |
Que un
acreditado y veterano periodista de corte conservador, aparentemente liberal, haya
acusado de malos modales y mensajes machistas a la formación política es, no ya
increíble, sino esperpéntico. Quizás su verdadero temor es perder esa relación
e influencia que desde tiempos remotos siempre ha tenido en el gobierno con
alguna sonada excepción.
Un joven Abascal, rodeado e increpado |
Ya en
1999 con 23 años, Santiago Abascal
era concejal en Llodio (Álava), posteriormente diputado en el Parlamento vasco
para ya en 2019 ser diputado nacional.
Una
trayectoria muy definida, vocacional y de mucho valor. Un muchacho joven, en
primera línea, en los llamados “años de plomo” cuando ETA asesinaba vil y
cobardemente a ciudadanos por el mero echo de ser policía, militar, político o
jurista. Amenazado por la banda terrorista nunca demostró temor o miedo alguno.
Santiago Abascal, presidente de Vox |
VOX
es un partido que transmite un mensaje claro, que podrá gustar más o menos, pero nada más: España es una nación indivisible. Ley y orden. No a la inmigración
ilegal e irregular. El comunismo es una lacra y un régimen criminal. No a las
leyes sexistas.
Que los
poderes mediáticos y el poder económico también lo desestimen, es algo
altamente sospechoso.
¿Qué temen?
Decía el
otro día un veterano periodista, Raúl del Pozo, en su habitual columna de El
Mundo: “La desconfianza de los ciudadanos
ante unos políticos mediocres e incapaces aumenta, pero no saben quitárselos de
encima”.
Pues eso.
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