Telefónica, una de las empresas más importantes de España,
de Europa y del mundo, fue creada en 1924 bajo el control de I.T.T., para dar
el servicio de telefonía. Actualmente es una multinacional con implantación en
Reino Unido, Brasil, Alemania,…así hasta 22 países. Su actual presidente desde
2016 es José María Álvarez-Pallete que sustituyo a
César Alierta. Anteriormente entre 1996 y 2004, estuvo Juan Villalonga, amigo
del que fue presidente del gobierno, José Mª Aznar, y colocado por él. Gestor
que dejó un amargo sabor de boca en su gestión. Solo basta recordar el fiasco
de Terra o el abuso de información privilegiada. En esa ocasión no llegó a los extremos que años más tarde sucedieron
en Caja de Madrid (hoy Bankia) donde otro amigo, ya fallecido, del ex
presidente Aznar dejó temblando las finanzas de una entidad con 300 años de
historia, en uno de los capítulos más aciagos de la historia financiera de
España.
Pero volviendo al mundo de las
comunicaciones, son los tres presidentes que han pilotado la empresa durante la
evolución tecnológica de los últimos 25 años que han cambiado radicalmente el
mundo de las comunicaciones.
Telefónica que se privatizó totalmente en
1999, nunca ha sabido hacer valer su destacada y privilegiada situación de
partida cuando comienza este desarrollo impresionante de la era digital que
vivimos. Ese moho monopolista que la acompañó durante 75 años ha seguido siendo
la referencia de sus gestores. Su Servicio de Atención al Cliente nunca ha
funcionado correctamente y su política comercial ha sido también muy dejada. A
continuación los datos entre 2015 y 2019, último ejercicio completo:
La pérdida de valor para el accionista es notable (la cotización actual es de 3,296 €, un 47,07% inferior a la del cierre del ejercicio anterior. También
el resultado del ejercicio arroja una caída sustancial. Sólo la deuda neta
parece haberse rebajado de forma importante, pero sigue siendo un lastre por su magnitud.
Antigua sede de Gran Vía, 28 (Madrid, 1930) y nueva sede en Las Tablas (Madrid, 2008) |
Uno de los primeros datos que nos llaman la atención es
como en estos últimos años ha vuelto a liderar el número de portabilidades
(abandono de clientes) al igual que otras grandes operadoras nacionales como
Orange y Vodafone. Francia e Inglaterra respectivamente. Esto nos hace pensar
que el defecto o complejo monopolista no es de Telefónica en exclusiva. Otras
grandes operadoras también han pecado de arrogancia y posición de mercado.
Este año 2020 no pueden alegar nada en cuanto a la crisis
sanitaria que soportamos, ya que el auge de las comunicaciones en este período
ha sido evidente y una gran ayuda para la sociedad. ¿Por qué no lo ha reflejado
su cotización y sus resultados semestrales?
Así, entre enero de 2015 y marzo de 2020, según datos de la
C.N.C. (Comisión Nacional de la Competencia) Telefónica ha perdido por portabilidad
1.276.365 líneas móviles. Mientras el Grupo Masmóvil (Yoigo, Pepephone,….) y los
operadores virtuales han ganado 3.302.749 líneas.
Las cuotas de mercado entre las mismas fechas quedan
reflejadas en el gráfico anterior. Si ahora analizamos las líneas de banda ancha fija por
operador entre idénticos períodos, este es el resultado
Todo esto me hace recordar el libro de “¿Quién se ha
llevado mi queso?” (1998) de Spencer Johnson. No saber adaptarse a los cambios.
También otro libro, en este caso de Alex Rovira y Fernando Trias de Bes, “La Buena Suerte” (2004), que te
ayuda a comprender que para que los objetivos se alcancen hay que procurar las
condiciones y los medios.
En definitiva, tras el constante cambio tecnológico de estos últimos
25 años, ni Telefónica ni otros grandes operadores internacionales han sabido ir más allá.
Han ido adaptando su tecnología a medida de lo que otros desarrollaban, sin
cambiar el espíritu ni las formas de hacer negocio. Hoy están en manos de las
empresas de contenido, como GOOGLE, AMAZÓN o FACEBOOK, entre otras, que están explotando el negocio de la publicidad hasta límites insospechados. Y
olvidándose de que el cliente es su gran activo, todavía. Espero que se
adapten y corrijan su hoja de ruta, el 5G no será la panacea.
¡Buena Suerte!
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