sábado, 11 de julio de 2015

Grecia. ´Game over´

Sí, a falta ya de la confirmación oficial del Eurogrupo, todo parece indicar que de momento la crisis griega parece haber llegado al final de este capítulo veraniego.
Alexis Tsipras, vendiendo "la moto" (Foto EL MUNDO)
Alexis Tsipras, tras convocar un referendum para recabar el apoyo del pueblo griego, obtener su apoyo por una abrumante mayoría del 60%, da marcha atrás y acepta las condiciones, aún más duras, que anteriormente le hicieron levantarse de la mesa.
En el camino se ha dejado a su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, que entre otras cosas despertó un gran interés mediático.
No se sabe que ha pasado para que el presidente del gobierno griego, elegido recientemente como una alternativa a los partidos tradicionales y a las últimas  coaliciones, haya dado marcha atrás de esa manera y se haya rendido sin condiciones ante la llamada troika.
Yo solo me lo explico como si de repente hubiese tomado una dosis de pragmatismo y sentido común, obligado por su absoluta falta de ideas y argumentos para haber decantado la crisis de su lado. Lo tenía todo a favor:
1.     Había sido elegido recientemente para llevar las riendas del país, tras el desastre mayúsculo de sus antecesores, Papandreu y Samarás, que llevaron al pais a una situación agónica.
2.     Contaba con la fuerza de saber que las probabilidades de salir de la zona euro eran muy remotas, debido al coste político y económico que ello suponía.
3.     La consulta realizada recientemente apoyaba el NO tajante, a las propuestas de la troika. La población griega se había solidarizado con su primer ministro, aun a sabiendas de que se presentarían tiempos más difíciles, si cabe.
4.   Grecia, a pesar de Marhuenda, es la historia de la nación de la sabiduría y la cuna de la democracia, que junto con su situación geoestratégica, le hace indispensable en el mundo occidental.
Con estas cuatro razones y unas reformas que él hubiera introducido para paliar ese desorden de gasto público innecesario, que parece ser el cáncer de su economía, podría haber llevado a buen puerto unas negociaciones que por fin acabasen con esa tragedia económica.
Ahora solo se pueden sacar dos conclusiones:
1.     Ha hecho el ridículo más espantoso que puede hacer un gobernante. Solo la dimisión inmediata, le devolvería algo de dignidad personal.
2.     Ha vuelto a poner una vez más en evidencia, la falta de argumentos, ideas y contenidos sólidos de la izquierda radical: No hay soluciones mágicas.
Solo el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio y la competitividad, crean prosperidad y riqueza, no caen del cielo, hay que perseguirlas.

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