miércoles, 23 de diciembre de 2015

¡Hasta aquí hemos llegado Ruiz!

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, hoy en La Moncloa
Esta mañana se ha llevado a cabo la primera reunión de consultas entre el presidente del gobierno y el líder de la oposición. Como era de esperar no ha habido ningún acuerdo, ni asomo de que lo pueda haber. “El portazo sonó, como un signo de interrogación” que diría Sabina.
El presidente Rajoy enarbola los grandes temas para “arrimar el ascua a su sardina”: La defensa de la España constitucional, los valores de la Transición, la unidad de España y la soberanía nacional, el imperio de la ley y la igualdad de todos los españoles. Y como no, la lucha contra el terrorismo, con el pacto antiyihadista.
Temas que no por importantes no dejan de estar alejados de lo que realmente se trata de hablar ahora: ¿Quién va a ser el próximo presidente del gobierno y con que respaldo?
Como ya anticipé en “La lección”, no se puede gobernar de espaldas a los ciudadanos, como ha venido haciendo Mariano Rajoy desde finales de 2011. El cual, insisto, debía de haberse apartado a un lado hace ya bastante tiempo y hoy quizás el escenario fuese muy diferente.
Por su parte Pedro Sánchez, que ha visto retroceder nuevamente el apoyo de los votantes al Partido Socialista, ve en esta ocasión una oportunidad, casi única, de presidir el gobierno en la seguridad de que Mariano Rajoy no conseguirá ni en primera ni en segunda votación reunir los apoyos necesarios. Solo Albert Rivera de Ciudadanos le apoyaría por acción u omisión y eso es insuficiente.
En cambio Pedro Sánchez podría lograr el apoyo de Pablo Iglesias y quizás, por qué no, el de algún voto nacionalista.
Saludo entre ambos al comienzo de la entrevista
La negativa de Pedro Sánchez en no apoyar a Rajoy ni al Partido Popular, cierra lo que podría ser la gran solución, el bloque constitucionalista: Partido Popular, Partido Socialista y Ciudadanos. Solución que para mí pasaría otra vez por que Rajoy diese paso a otra persona de su partido y en su defecto a un independiente. Un profesional con prestigio, experiencia y no comprometido con ninguno de los tres partidos citados, que formase un gobierno con miembros destacados y preparados de las tres formaciones.
Así están las cosas y así las expongo. Nos queda ahora por ver la capacidad de diálogo y persuasión del rey Felipe VI en su labor de arbitraje y moderación del funcionamiento regular de las instituciones, para conseguir evitar ir a unas nuevas elecciones, de incierta resolución.

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